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viernes, 7 de febrero de 2014

CASA EL PISTO.TABERNA SAN MIGUEL.CORDOBA



Historia

San Miguel: Algunos rasgos de su historia
Existen en la ciudad muchas tabernas. Recordemos aquello de “Córdoba ciudad bravía…” Pero acaso sea de las más notables la de SAN MIGUEL, sita en la plaza y junto a la iglesia de su nombre. Por su posición estratégica, en el punto neurálgico de la urbe, ha sido, a través de su dilatada vida, sitio de reunión, de cita y solaz para todas las clases de la sociedad cordobesa. Por allí han desfilado artistas, toreros, intelectuales, hombres de ciencia, labradores, tratantes, corredores y, hasta la picaresca cordobesa que solía frecuentar el “santo lugar” para degustar sus ricos caldos y dar paso a sus travesuras. Algunas de ellas, como veremos después, de las de “órdago y con pipa”…

Remotísimos son los orígenes de este templo erigido en honor del pagano dios Baco. Parece ser, que al principio de la presente centuria, se estableció allí el naciente Club Guerrita, peña – llamémosle así- que capitaneaba el califa Rafael y su cohorte de amigos, incondicionales y “agregados”. Actuaba de “barman” - como solemos llamar a los taberneros de categoría – Rafael Rodríguez “Calzones”, regente de aquel pequeño reino de SAN MIGUEL. Así comenzó la Fundación del célebre establecimiento, que poco después, ya hechos cargo del negocio los hortelanos hermanos Garrido, se ve frecuentado por los célebres toreros “Vizcaya”. “Manolete” (padre), Manuel de la Haba Zurito, Antonio de Dios “Conejito”. “Cantimplas”, “Recalcao”, “Pataterito” y otros diestros no menos famosos.

Como nota curiosa hemos de resaltar el detalle de “Manolete” (padre) que, siendo algo supersticioso, nunca llegó a entrar o salir por la puerta principal, si no por la de “servicio”, o sea, por la de escape a la calle de San Zoilo. De “Recalcao”, se cuenta, que un dia en que estaba jugando al dominó y a punto de que lo dejaran “zapatero”, se ahorcó el seis doble y lo ocultó tan bien en la cabida, que estuvo a punto de ahogarse, hasta el extremo, que tuvieron que llevarlo a la Casa de Socorro. También asistía por aquel entonces hombres de pro, como el canónigo Canales (a) “El feo Canales” el en aquella fecha presidente de la Audiencia don José Villalba, el Coronel de Sagunto don José Uzqueta y Benítez, el magistrado Francisco Martínez Beltrán, célebre criminalista, a quien le cupo en suerte la papeleta de defender al “Serena”, criminal que cometió un triple homicidio en el día de Nochebuena. Esto que venimos refiriendo, sería por la segunda década del siglo. Pero la etapa verdaderamente “califal”, de mayor auge de esta taberna, fue sobre el año 1925, cuando al frente de ella se hallaba un “barman” tan popular, aparente adecuado a este negocio, como don Francisco Molleja. Son los tiempos en que SAN MIGUEL cuenta con dos camareros, se ven abarrotados sus dos pisos, asisten como clientes el “Machaco”, el abogado don Rafael Illescas, el varilarguero “Pegote”…, el ganadero don Antonio García Pedrajas, toda la novillería en boda, corredores, carniceros y tratantes y hasta el “consulado” de los pueblos de Castro y espejo, allí establecido y regenteado por don Antonio León, al que acudían en solución de sus problemas agrarios y cuitas los labradores de aquellos pueblos. También el hampa cordobesa tenía su más “selecta” representación, pues que aquí “privaban” de lo suyo entre bromas y fechorías salerosas, tipos como el “Kaiser”, célebre auriga, el “Comparito” y su “compare” el “Cebollo”, acompañados siempre del “Cojo Centares” y otros no menos graciosos, tales como “olmito” y “Herrero Malo” y el célebre “Calañés”, contemporáneo de Chacón y Juan Brevas…

A “Manolete”, por aquel entonces un chavalito, lo solía llevar su tío Francisco Rodríguez (El Carnicero), más conocido por el mote de “El Primo”. El genio de la pintura cordobesa, el gran julio Romero, con su clásico atuendo cordobés, degustaba el néctar “sanmigueleño” en compañía de artistas, escritores y toreros y hasta llegó a dejar algunas huellas de du paso, decorando un compartimento de la taberna con un busto de mujer morena… Anécdotas graciosas de esos tiempos, son el caso del “Espeleño”, celebérrimo corredor que, una noche, ya “bien cargado”, le quiso cortar determinados órganos al director Paco Molleja que, como es natural, se dirigió corriendo a la “comi”. Célebres eran también las ocurrencias del tratante Frasquito, conocido por “el tío de los botones”, que acostumbraba a mandar a la marisquería del “pipo” por dos reales de “bichos”.

Y, dispuestos a consignar los clientes más asiduos y notables que concurrían, hemos de anotar la presencia del famoso don Gabriel Calderón, más conocido como el “tito Gabriel” el cual, un dia que llevaba bebiendo nada menos que doce horas en el mostrador, se le ocurrió decir al amigo que le acompañaba: ¿no te parece que debemos sentarnos? Y en tiempos aun más recientes, el paso del industrial don Manuel Pericet y su concuñado don Antonio Hernández, popular agente de negocios, poseedor de una ultramoderna fábrica de lejía (Copos) en la que campea el lema: “Para los amigos el diente es libre”. Tampoco podemos olvidar entre la clientela actual a Manolo Roldán, “el panaderito” que en sus tiempos de varilarguero, fue a Granada cabalgando un jamelgo para actuar en una corrida como “resefva” y el que solía decir por aquel entonces de su brillante carrera taurómaca “yo soy picador de profesión y panadero de afición”. Y tantos otros habríamos de anotar, que la lista se nos haría interminable.

Siguiendo esta tradición, hoy, al frente del mostrador y pendiente de la pizarra y la caja, el popular “Adolfi” (Adolfo la Rosa Roldán), frecuentan el “santo” lugar artistas, abogados, periodistas, hombres de negocios, labradores, etc. Y, hasta algunas que otras “aves de paso” que asimismo suelen posar premeditada y nocturnamente.